Casas de duendes: Poltergeist con intervención policial en España.
CASO 1: El templo esotérico de Cuesta de la Vega
No es lo habitual. Normalmente los investigadores llegamos al lugar de los hechos días, semanas o meses después de que las FCSE hayan concluido su investigación. Pero en ocasiones, en mi experiencia apenas un par de veces, llegamos al lugar de los hechos casi al mismo tiempo que la policía.
“Los agentes hallaron primero abierta la cancela del parque situado en la Cuesta e investigaron la posible presencia de extraños. Así, llegaron hasta una casa deshabitada en el lugar, y descubrieron que la puerta había sido forzada, aunque estaba atrancada desde el interior con un cubo de basura.
“Dentro, ordenados en estanterías, se encontraron hasta veinte especias y otros elementos como los utilizados en ritos espiritistas. Una de las estancias, con un rótulo que indicaba que era la sala de transmutaciones, tenía un pequeño altar y las paredes cubiertas con carteles sobre la vida y la muerte.
“Por el momento se desconoce qué personas podían frecuentar esta casa para acudir a las prácticas que en ella tenían lugar. Además, ha resultado extraño que la puerta estuviera atrancada por dentro cuando en el momento del descubrimiento no había nadie en su interior”. [1]
Clara Tahoces y yo llegamos al “templo esotérico” muy poco después que la policía.
Pudimos fotografiar, medir y “radiografiar” la “escena del crimen” con todo detalle. Ampliando mucho la información de la prensa. Y pudimos hablar con algunos de los policías que hicieron el hallazgo.
La inquietud de los agentes era comprensible. En aquellos días el problema de las sectas estaba a flor de piel. Desde el Palmar de Troya llegaban noticias inquietantes y pocos días antes la Audiencia Provincial de Huelva acababa de condenar a 40 años de cárcel a los miembros de la llamada “secta de Mazagón”, o “Comunidad del Espíritu de Gran Aguila”, por la muerte de Mª Rosa Lima, una de sus adeptas. Otro caso terrible que Moisés Garrido documentó como nadie.
Además, el extraño “templo esotérico” estaba situado en el parque del Emir Mohamed I, fundador de la Medina de Madrid, a muy poquitos metros de la Catedral de la Almudena. Un lugar sensible para las FCSE de Madrid.
Pero lo que aprendí en aquella ocasión tan temprana es que los agentes de policía son ante todo seres humanos. Tan vulnerables al miedo a lo desconocido y a la sugestión, como cualquier otra persona.
Nadie los había preparado, durante su formación, para enfrentarse a lo desconocido. Tenían una placa, un uniforme y un arma. Pero cuando entraron en aquel lugar tétrico, oscuro y siniestro (doy fe), sentían que estaban enfrentándose a algo diferente a lo que estaban acostumbrados.
- Joder, lo que no entiendo es que la puerta estaba cerrada desde dentro –me decía uno de ellos- ¡y dentro no había nadie!
Lo que sintieron los agentes de la policía municipal de Madrid, que descubrieron el “templo esotérico” de la Cuesta de la Vega, es exactamente lo mismo que sintieron docenas y docenas de policías españoles, al acudir a un domicilio donde, supuestamente, se producen fenómenos sobrenaturales…
De haberse producido a principios del siglo XX, el “templo esotérico” de la Cuesta de la Vega probablemente se habría convertido en una “casa de duendes, o una “casa tabú”.
Las “casas de duendes” son un fenómeno muy documentado por los historiadores. Lo que el antropólogo José Luis Puerto denomina “casas tabú”. Lugares donde supuestamente, según la interpretación antropológica, se actualizan las leyendas y supersticiones ancestrales, materializando en un lugar concreto el pensamiento mágico de una comunidad cada vez más urbanita y despertando la curiosidad de dicha comunidad.
Investigadores como Juan José Sánchez-Oro, Mariano Ramón Valero o Carlos Montero Rocher bucearon en los archivos de la prensa española rescatando asombrosos titulares del finales del siglo XIX y principios del XX en los que se reseñan numerosos casos de apariciones, duendes o supuestos fantasmas, que por una u otra razón preocuparon y ocuparon a las autoridades policiales de la época. Mi amigo el historiador Juan José Sánchez-Oro llegó a documentar 48 casos en 22 localidades, entre 1893 y 1936.[2]
Bien porque, como señala Valero, tras algunos de aquellos supuestos “aparecidos” podían ocultarse malhechores que deseaban espantar a los testigos de sus fechorías, o bien porque los casos tuvieron tal repercusión mediática, que se convirtieron en un problema desde el punto de vista de la seguridad ciudadana. [3]
Solo en el primer tercio del siglo XX existen infinidad de casos. Desde el “duende del Ladrillar” (1907) hasta el “duende de Gracia” (1935). Lo que Montero Rocher llega a denominar en su libro monográfico “oleada”.[4]
Pero una oleada que se va abruptamente interrumpida por la Guerra Civil de 1936. A partir de esa ruptura en la historia de España los “duendes” dejan de aparecerse. Pero antes de que eso ocurriese se produjeron algunos casos memorables de intervenciones policiales en lo que todavía no se denominaba Poltergeist.
Notas:
[1] “Hallan un templo esotérico en la Cuesta de la Vega”. ABC. 16 de diciembre de 1992. Pág. 65.
[2] Sanchez-Oro, Juan José. “Casas tabú”. Conferencia. https://www.youtube.com/watch?v=3kMZBX0XaFQ
[3] Valero, Mariano Ramón. “Casas de duendes y delito. 1886-1912”. El Ojo Crítico, nº 79. Pág. 21 a 23.
[4] Montero Rocher, Carlos. “La oleada de duendes 1934-1936”. Autor, 2016.
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