CULTOS SATÁNICOS: INTRODUCCIÓN AL CUADERNO DE CAMPO Nº 2 ~ LIBROS Y CUADERNOS DE CAMPO

A Clara Tahoces, Miguel Blanco, Pedro P. Canto… y a todos
los “ángeles de la guarda” que en algún momento colaboraron
en que esta investigación fuese posible.

INTRODUCCION

“No es pecado engañar al demonio”

Daniel Defoe.

“Quien no ha bajado al infierno, no puede hablar de Satán”

Proverbio español

Inicié la investigación de los cultos satánicos cargado de prejuicios. Como casi todos.

Profundamente impactado emocionalmente por el caso Javier Marcial: la muerte de un joven adolescente durante el transcurso de un exorcismo católico “ilegal” en A Coruña, en la Nochebuena de 1972. [1]

La cruz roja sobre fondo blanco que su padre, roto por el dolor, había pintado en el lugar exacto donde impactó el cuerpo de su hijo -tras precipitarse por la ventana de un piso 21 durante un supuesto exorcismo-, y que repintaba todos los años para mantener viva la memoria de su hijo, llegó a obsesionarme.

Durante varios años perseguí compulsivamente la historia de Javier Marcial, hasta localizar a los testigos que recogieron su cadáver… hasta encontrar su tumba en el cementerio de San Amaro… hasta poder entrevistar a su propio padre, trastornado por el dolor, casi tres lustros después… Su madre, trabajadora del Centro de Prevención Familiar, prefirió no responder a mis preguntas.

Yo era muy joven cuando me enfrenté a aquella historia. Todavía creyente. Y mi interpretación de aquel drama familiar, fue ingenua, simplista y superficial. Pero me llevó a firmar un compromiso estricto e inamovible con mi propia conciencia. Un contrato irrescindible conmigo mismo: dedicar mi vida a luchar contra el Mal en todas sus manifestaciones. Considerando al Diablo un enemigo personal…

El dramaturgo noruego Henrik Ibsen dijo que: “Para entablar una relación con el Diablo, hay que tener compromiso”. Y yo de compromiso voy bien servido.

No es casualidad que mi primer libro: “El Diablo: El síndrome del maligno”, fuese el primer estudió sobre los cultos satánicos publicado en la historia de España. [2]

Fue precipitado. Superficial. Deshilvanado. Cargado de apriorismos, prejuicios y conclusiones más basadas en las suposiciones y las creencias, que en los hechos contrastados. Pero tenía prisa por desenmascarar al Maligno y sus devotos seguidores. El peaje de la juventud y la inexperiencia es ese. Pero, por el contrario, a favor tiene el ímpetu, la pasión y la temeridad. Y yo estaba firmemente dispuesto a cumplir mi contrato: descubrir a los aliados del Mal y desnudarlos públicamente. Como un vulgar inquisidor.

Nadie había hecho antes nada parecido. No había referentes, bibliografía ni fuentes. De hecho creo que una de las anécdotas que mejor ilustra la absoluta ignorancia que existía –y aún existe- sobre los cultos satánicos en España, es nuestra experiencia con la Comisión Parlamentaria para el Estudio de las Sectas, fundada en 1989 en el Congreso, y presidida por la senadora y diputada de UCD y CDS Pilar Salarrullana.

Mientras preparábamos “El síndrome del Maligno”, escribimos a la Comisión Parlamentaria que, suponíamos, manejaría la mejor información oficial sobre las sectas destructivas en nuestro país, y las sectas satánicas en particular. Buscábamos información veraz sobre el culto al Diablo en España. Y nos respondieron, rápida y generosamente, con un abultado dossier que solo contenía información de fuentes abiertas (artículos y reportajes de prensa), la mitad de los cuales los habíamos escrito nosotros…

La Comisión Parlamentaria para el Estudio de las Sectas, con acceso a recursos económicos y policiales, con el respaldo de todas las fuerzas políticas y con unos medios inimaginables para un simple investigador particular de provincias, no había visto a un satanista de verdad ni en foto… Aún así, Pilar Salarrullana se convirtió en un personaje muy mediático y querido. La adalid de la lucha contra las sectas. Erigida como el gran referente y la voz más autorizada en el tema.[3]

Salarrullana, es imposible obviarlo, impulsó su carrera política gracias a las sectas. Y también bibliográfica. Tras el éxito de su clásico “Las sectas” [4], en 1991 publicó “Las sectas satánicas” a petición de la editorial Temas de Hoy, que quería aprovechar el rebufo del éxito cosechado por su libro anterior[5].

El resultado: una terrible compilación de rumores, prejuicios y titulares sensacionalistas, mezclada con absolutas falsedades, malinterpretaciones y bulos, que desinformó de forma irreparable sobre la realidad social del culto al Diablo en España.

En su obra, y como muestra elocuente del tipo de información que manejaba, Salarrullana rebautiza a Antonio José Alés como Pedro José (pág. 44); llama Abadía de Thelene a la famosa Abadía de Thelema de Aleister Crowley (pag. 197 y a su fundamental “Libro de La Ley”, lo retitula “Libro de La Vey” -confundiendo a Crowley con el fundador de la Iglesia de Satán- (pág. 199).

Afirma que Charles Manson “se crucificaba y sacrificaba animales en luna llena” (pág. 201); sugiere que Adolfo de Jesús Costazgo fundó la Santería, a pesar de que es una religión cinco siglos anterior a su nacimiento y que lo que Costazgo practicaba era una perversión del Palo Mayombe, que ella denomina Palo Malumba (pág. 213). Y define el objetivo de la religión Wicca como: “la música rock al servicio del Diablo” (pág. 216).

Salarrullana incluye en su delirante catálogo de sectas satánicas españolas cualquier cosa, caso o persona que tenga algo que ver con lo paranormal; como a los Ángeles de Paiporta (pág. 270), al Palacio de Linares (pág. 287) o al mismísimo Carlos Jesús (pág. 313).

No voy a perder una línea en explicar al lector de este Cuaderno de Campo –que presupongo mínimamente informado- el despropósito de todas y cada una de esas afirmaciones. Pero no me resisto a reseñar el párrafo que hizo que tuviese que parar la lectura, para prepararme una tila.

En el capítulo titulado “Adeptos y ex adeptos cuentan sus experiencias” describe el testimonio de Rosa Mary y su amiga Chelo, que tras conocer a un joven atractivo acceden a acudir con él a un local secreto… “lo malo es el miedo que pasaron”:

“Apagan las luces, que son todas rojas, hacen espectáculos de magia, te echan agua y eso… te dan un folleto con todo imágenes de Satanás… nos dieron unas bebidas que no probamos por si acaso, y salimos zumbando en cuanto se abrió la puerta… no veas la cantidad de gente que había y que estaban como en trance…”. [6]

El misterioso local “satánico” que describe la “ex adepta” a Salarrullana existe. Está en la calle Tarragona nº 15 de Madrid. Es cierto que está en un lugar discreto, un semisótano, al que había que acceder llamando al timbre y pronunciando una contraseña: abracadabra.

Es verdad que entregan un folleto ilustrado con imágenes de duendes, espíritus y demonios: la carta de copas. Y las “bebidas raras”, solo lo son por el pintoresco nombre con el que bautizan a los cocteles de toda la vida: licor de íncubo=cubalibre; sangre de doncella=Bloody Mery, y otras bromas por el estilo.

Si había mucha gente, es porque es uno de los mejores locales en su especialidad de Madrid y siempre está lleno. Y si los asistentes estaban como “en trance”, es porque estaba disfrutando atentamente de un gran espectáculo. Pero que no tiene absolutamente nada que ver con el satanismo ni con ningún otro tipo de secta.

El local al que se refiere Salarrullana es La Cripta Mágica; un café teatro de ilusionismo y prestidigitación fundado en 1978 por Ramón y Anibel, dos veteranos y magníficos magos madrileños, por el que han pasado los mejores ilusionistas del país. Puede conocerse su historia visitando simplemente su página web: www.lacriptamagica.es

La contraseña de la entrada, la carta de licores “diabólicos”, etc, no son más que guiños humorísticos, porque tanto Ramón como Anibel son unos cachondos mentales. Pero no les hizo ninguna gracia, ni buena publicidad, que los etiquetasen como secta satánica.

Sin embargo esta anécdota, tragicómica, ilustra perfectamente el nivel de información que ofrecía “Las sectas satánicas” de Pilar Salarrullana. Y que no tendría mayor trascendencia de no haberse convertido, dado el prestigio de su autora, en el manual básico para todos los “expertos” en satanismo en los años 90…

En 1993 Pilar Salarrullana publicó: “Como llegar al Congreso sin saber hacer la o con un canuto”[7]. Ignoro si se refería a su “investigación” sobre las sectas satánicas…

Así que estaba todo por hacer, aunque nadie parecía dispuesto a hacerlo. Las sectas satánicas resultaban más útiles permaneciendo en la bruma del desconocimiento. Justificando todo tipo de delirios conspiranóicos sobre sociedades secretas compuestas por poderosos políticos y empresarios, que sacrificaban bebes para beber su sangre mientras fornicaban doncellas virginales…

Yo también me creí aquella versión durante mucho tiempo. Hasta que decidí enfocar mi empeño inquebrantable en poner nombre y cara a esos supuestos políticos y empresarios. Y no paré hasta conseguirlo.

Durante años seguí la pista de todas las logias, sectas y cultos satánicos y luciferinos en España. Llegando a entrevistarme, cara a cara, con sus líderes, presidentes, sacerdotes y sacerdotisas. Sin notas de prensa, sin fuentes abiertas… sobre el terreno. El resultado no podría haber sido más sorprendente...

Notas:

[1] Carballal, Manuel. “Los peligros del ocultismo”. Luciérnaga, 2017

[2] Carballal, Manuel y Carrión, Gabriel. “El Diablo: el síndrome del Maligno”. Jucar, 1990.

[3] Dominguez, Juantxo. “Pilar Salarrullana, una luchadora ante las sectas”. El País, 2 de julio de 2009.

[4] Salarrullana, Pilar. “Las sectas”. Temas de Hoy, 1990.

[5] Salarrullana, Pilar. “Las sectas satánicas”. Temas de Hoy, 1991.

[6] Ibidem. Pág. 268.

[7] Salarrullana, Pilar. “Como llegar al Congreso sin saber hacer la o con un canuto”. Temas de Hoy, 1993.